Salvaguardar, sostener y cuidar de la Creación
Cultivemos la oración, cosechemos esperanza
(Texto para la Convención Diocesana de la Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador — Mayo de 2024)
Paulo Ueti[1]
San Salvador, El Salvador / Mayo 2024
19 La humanidad aguarda expectante a que se revelen los hijos de Dios. 20 La humanidad fue sometida al fracaso, no de grado, sino por imposición de otro; pero con la esperanza 21 de que esa humanidad se emanciparía de la esclavitud de la corrupción para obtener la libertad gloriosa de los hijos de Dios. 22 Sabemos que hasta ahora la humanidad entera está gimiendo con dolores de parto. (Rom. 8:19–22 PER)
Introducción
Qué hermosos e infinitos son tus nombres, Señor Dios.
Te llamamos con el nombre
de nuestros deseos más profundos.
Las plantas, si pudieran orar,
te invocarían en las imágenes de sus flores más bellas
y dirían que tienes el perfume más suave.
Para las mariposas, tú serías
la más bella de todas, la de los colores más brillantes,
y tu universo sería un jardín…
Los que tienen frío te llaman el sol…
Los que viven en desiertos
dicen que Tu nombre es Fuente de Aguas.
Los huérfanos dicen que tienes rostro de Madre…
Los pobres te llaman Pan y Esperanza.
Dios, nombre de nuestros deseos…
Tantos nombres como esperanzas y deseos…
Poema. Sueño. Misterio
El mundo clama, la gente clama. Es nuestra labor oír y actuar como discípulas y discípulos de Jesucristo. La elección del tema es muy actual y expresa la preocupación y la ocupación de esa Iglesia con el Bien Vivir, con ser una Iglesia de Dios para el Mundo de Dios, conforme el tema de la última conferencia de Lambeth que pasó en 2022.
Traigo saludos de la Oficina Global de la Comunión Anglicana, de la Alianza Anglicana y de la Sociedad Unida Socia en el Evangelio (USPG). Estamos acá para seguir ese camino juntas y lograr en comunidad ser una señal transformadora y profética para el mundo en crisis.
No podemos hablar de salvaguarda de la creación sin pensar en dos aspectos fundamentales: lo que es creado y la imagen de Dios como el Creador que sigue creando continuamente. Dios crea a través de su palabra y su labor como artesano que trabaja con sus propias manos con el agua y la tierra. Estamos todas conectadas, somos todas parientes, la humanidad y todo el resto que fue creado. Salvaguardar, sostener y cuidar, por lo tanto, es tarea mandataria de la misión que Dios nos ha concedido participar.
Es un clamor abordar el tema de esa Convención a través de las intersecciones de género, clase y raza para enfrentar las estructuras de opresión que marginan principalmente a mujeres, indígenas, afrodescendientes y otras comunidades en situación de vulnerabilidad. Este enfoque insiste en la práctica de la justicia y equidad como componentes esenciales de la fe cristiana. En el contexto de la crisis ecológica actual, nuestra labor teológico y misiológico ofrece una perspectiva particular y vital sobre la responsabilidad de “salvaguardar, sostener y renovar la creación”, poniendo énfasis en la interdependencia de todas las formas de vida y en la lucha contra las estructuras patriarcales de dominación y explotación.
Acá vale la pena recordar las Cinco Marcas de la Misión de la Comunión Anglicana:
La misión de la Iglesia es la misión de Cristo:
· Proclamar las Buenas Nuevas del Reino:
o Enseñar, bautizar y nutrir a los nuevos creyentes
o Responder a la necesidad humana mediante un servicio de amor
o Tratar de transformar las estructuras injustas de la sociedad, enfrentar la violencia de toda índole, y buscar la paz y la reconciliación
o Luchar por salvaguardar la integridad de la creación y sostener y renovar la vida en la tierra
Peticiones específicas (Llamados de la Conferencia de Lambeth 2022)
1. Instarnos a nosotros mismos, obispos, obispas, y a las personas de nuestras provincias, diócesis y parroquias, a:
2. Atesorar la maravillosa creación de Dios, reconociendo la profunda interdependencia de toda la vida en la tierra y arrepintiéndonos de las acciones y teologías de dominación, que han causado un gran daño a la tierra e injusticias a su gente.
3. Reconocer la triple crisis medioambiental como una crisis de valores culturales y espirituales, y utilizar el alcance y la influencia de la Iglesia para desafiarnos a nosotros/as mismos/as y a la humanidad a transformar nuestra mentalidad, pasando de una mentalidad de explotación del mundo natural a una de relación y administración, tal y como encarna la sabiduría de la tradición cristiana y los pueblos indígenas.
4. Integrar la Quinta Marca de la Misión en la vida de nuestras iglesias trayendo este Llamado a nuestras estructuras diocesanas y parroquiales; enseñando a nuestros pueblos acerca de los problemas ambientales; adoptando la liturgia de la creación y respondiendo en oración y lamento como durante la Temporada de la Creación; alzando las voces proféticas de los y las jóvenes y las mujeres que claman por la justicia climática, y formando sociedades de solidaridad con las diócesis que están en la línea de frente del cambio climático.
5. Equipar a las comunidades para que desarrollen su resiliencia para ayudarlas a resistir y recuperarse de los desastres, y promover la voz profética de los/as jóvenes y el papel clave de las mujeres como protectoras de la tierra, reconociendo que el cambio climático afecta de manera desigual a las mujeres y a las generaciones futuras.
6. Unirnos a la iniciativa del Bosque de la Comunión para proteger y restaurar bosques y otros ecosistemas por todo el planeta, y comprometernos a promover el cultivo de árboles en el momento de la confirmación, así como en otros momentos clave de la vida y la fe, como símbolo de crecimiento espiritual.
7. Asegurarnos de que utilizamos e invertimos nuestros activos de forma ética para ser la buena nueva para nuestro planeta y nuestra gente y, con toda urgencia, retirar nuestros fondos de cualquier nueva exploración de combustibles fósiles, y tratar de invertir en fuentes de energía renovables.
8. Reconocer el impacto de nuestro estilo de vida y comprometernos a cambiarlo, reduciendo nuestros viajes, nuestro consumo y nuestro uso de energía.
Reconociendo la Interconexión de la Creación
En la tradición cristiana, la creación es vista como una expresión del amor y la generosidad de Dios. El acto creador es la expresión del Creador, que se presenta como una divinidad de amor y misericordia. Según el relato bíblico de Génesis 1:1–2:4a, Dios creó todas las cosas y las declaró “buenas”. Según el relato de Génesis 2:2b-final, Dios creó todas las cosas y la humanidad desde el trabajo manual con la tierra y el agua. Esas dos imágenes son importantes en todo el discurso teológico para evitar que Dios fuera secuestrado y manipulado por las teologías imperiales y colonialistas, lo que infelizmente pasó. Nuestros discursos religiosos (nuestras teologías contemporáneas de transformación) amplían esta comprensión para enfatizar la interconexión y mutualidad de todas las formas de vida. Elisabeth Schüssler Fiorenza, una teóloga feminista prominente, sugiere que la sabiduría divina (Sophia) debe ser entendida como una fuerza vital que permea toda la creación, llamándonos a vivir en armonía con ella. La Sabiduría Divina existía antes de la creación del mundo, revelaba a Dios, era un agente en la creación (Proverbios 8:22–31, cf. 3:19; Sabiduría 8:4–6; Eclo 1:4,9). La Sabiduría moraba con Dios (Proverbios 8:22–31; cf. Eclo 24:4; Sabiduría 9:9–10). Es inaccesible a los seres humanos (Job 28:12–13, 20–21, 23–27). En otros pasajes de Proverbios varía el nivel de personificación (Proverbios 1:20–33; 3:13–18; 4:3–13; 8:1–36; 9:1–6).
Las teologías latinoamericanas, inspiradas por la experiencia y sabiduría de las teologías feministas, rechaza las dicotomías tradicionales que han colocado a la humanidad “por encima” de la naturaleza (desde una interpretación colonialista e imperial de Génesis 1:26–30), una perspectiva que ha legitimado el consumismo, la explotación y degradación ambiental. En lugar de ver la creación como un recurso inerte para aprovechar, se promueve una visión de la creación como un organismo vivo del cual la humanidad es parte integral; somos cuerpo en conjunto. Esta visión se alinea con las cosmovisiones indígenas que ven la tierra como madre y fuente de vida, una perspectiva que resuena con la sabiduría ancestral y las luchas actuales por la justicia ecológica.
Salvaguardar la Creación: Resistencia Contra el Patriarcado y el Neoliberalismo*
Salvaguardar la creación implica crear políticas para prevenir que la creación sea puesta en peligro, significa hacer lo que se puede para proteger y defender nuestra casa común de aquellas fuerzas que buscan explotarla sin consideración ninguna con la vida plena, si importando solamente con lucro para una pequeña parcela de la población del mundo. Estas teologías que desarrollamos, basadas en los aprendizajes, desde las teologías eco-teológicas feministas, sostienen que el patriarcado y el neoliberalismo son sistemas interrelacionados que perpetúan la dominación y explotación, especialmente de las mujeres como de la naturaleza. Vandana Shiva, una ecofeminista notable, argumenta que el modelo de desarrollo capitalista-patriarcal se basa en la violencia contra la naturaleza y contra las mujeres, especialmente en el contexto del Sur Global.
El patriarcado ha justificado históricamente la subordinación de las mujeres, y hay muchos discursos que identifican las mujeres con la naturaleza, al mismo tiempo que ha tratado a la naturaleza como una entidad a ser dominada y controlada. Esta ideología de dominio se evidencia en prácticas como el extractivismo, la deforestación y la contaminación industrial, que tienen efectos devastadores para los ecosistemas y las comunidades humanas, particularmente aquellas que dependen directamente de los recursos naturales.
La resistencia feminista frente a estas prácticas implica no solo la denuncia de la explotación, sino también la promoción de formas alternativas de relación con la tierra basadas en el respeto, la reciprocidad y el cuidado. Esta resistencia se articula a través de movimientos sociales y políticas públicas que abogan por la conservación y la justicia ambiental, desafiando las estructuras de poder que perpetúan la inequidad y la degradación.
Sostener la Creación: Un Compromiso con la Justicia y la Equidad
Sostener la creación, lo que es creado y la imagen de Dios como el Creador permanente, implica mantener y apoyar las condiciones para la vida en todas sus formas. Este compromiso se traduce en una ética del cuidado y la corresponsabilidad, anclada en la justicia y la equidad.
El cuidado y la sostenibilidad de la creación requieren reconocer sistemas de privilegios, en los cuales a veces mucha gente de iglesia se beneficia, transformar las estructuras económicas, sociales y, en nuestro caso, eclesiales que perpetúan la exclusión, violencia de todo tipo, la opresión y la desigualdad. Esto incluye luchar por el acceso equitativo a recursos como el agua, la tierra y el aire limpio, y garantizar que las políticas ambientales no penalicen injustamente a las comunidades más vulnerables. En muchos casos, estas son las mismas comunidades donde las mujeres juegan roles centrales en la gestión y el sustento de los recursos naturales, destacando la importancia de incluir sus voces y conocimientos en las decisiones ambientales. Eso también nos desafía a cambiar nuestra imagen y discurso sobre Dios, Jesús y sobre el Espirito Santo. Hay que limpiar nuestras teologías de los rasgos imperialistas y coloniales que todavía nos ronda cotidianamente.
Sostener la creación también implica reconocer y valuar el trabajo de cuidado que realizan especialmente las mujeres y comunidades indígenas y afrodescendientes, tanto en el ámbito doméstico como en la agricultura y la conservación comunitaria. Este trabajo, a menudo invisibilizado y no remunerado, es esencial para la vida y la sostenibilidad. A través de una ética de cuidado, se promueve un modelo de desarrollo que prioriza el bienestar humano y ecológico sobre el crecimiento económico a corto plazo.
Cuidar la Creación: Esperanza y Transformación Desde los Márgenes
Cuidar de la creación es una invitación a la regeneración y transformación de nuestras relaciones con el medio ambiente y entre nosotros. Hay que reaprender de las comunidades indígenas la noción de reciprocidad y de responsabilidad mutua — comunitaria. Hay que escuchar esas comunidades y dialogar con ellas para confirmar nuestras opciones de misión profética y transformadora, tan necesaria en el mundo en que vivimos y en la tradición eclesial a la cual pertenecemos.
Renovar la creación implica un cambio profundo en nuestras formas de vivir y relacionarnos, desafiar las estructuras patriarcales y capitalistas que han causado tanto daño. Esta renovación requiere una conversión ecológica y espiritual, un redescubrimiento de la sacralidad de la Tierra y un compromiso con formas de vida sostenibles y equitativas.
En la práctica, esto puede incluir la implementación de tecnologías sostenibles, la promoción de la agroecología y la permacultura, y la adopción de políticas que protejan la biodiversidad y restauren los ecosistemas degradados. Además, es fundamental promover la educación ecológica, sensibilizando a las comunidades sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y capacitando a las personas para participar activamente en la protección y renovación de la creación.
Redefiniendo el Poder y la Autoridad
Una dimensión crucial del desarrollo de nuestras teologías desde nuestros contextos es su crítica de las estructuras tradicionales de poder y autoridad, normalmente basados y inspirados por los modelos imperialistas y coloniales. Esta crítica incluye una reevaluación de la autoridad religiosa y su papel en perpetuar o desafiar la opresión. En el contexto de la justica ecológica, esto se traduce en una reconceptualización del liderazgo y la toma de decisiones. Hay que decolorizar nuestros pensamientos, acciones, discursos, vocabulario y nuestras maneras de leer e interpretar la Tradición y las Sagradas Escripturas.
Los grupos intencionalmente marginados, excluidos y estigmatizados deben ser reconocidos y valorados como agentes activos de conocimiento y cambio en la lucha por la justicia ambiental. Esto significa no solo reconocer y resonar sus voces en los espacios de toma de decisiones, sino también reconfigurar de manera fundamental las estructuras de poder para que sean más inclusivas y equitativas. Hay el reto de promover una visión y una práctica de liderazgo diaconal, de servicio humilde y profético e inclusivo, donde la autoridad se ejerce a través de la cooperación y el cuidado mutuo, en lugar de la dominación y el control.
Espiritualidad y Práctica
Finalmente, somos invitadas a una espiritualidad que reconoce profundamente que la fe y la práctica diaria en un compromiso holístico con la justicia y el cuidado de la creación es la fe que propone Jesucristo en su invitación para seguirlo. Esto incluye un redescubrimiento del papel de los rituales y prácticas espirituales que celebran y honran la vida en todas sus formas. Las liturgias, oraciones, canciones y meditaciones son herramientas poderosas para cultivar una mayor conciencia ecológica y un sentido de responsabilidad colectiva. Eso nos lleva al reto de reevaluar nuestra himnología, nuestros rituales litúrgicos, bien como la manera como nos dirigimos a Dios en nuestro uso del Libro de Oración Común y todo rasgo de las teologías de la retribución y de la meritocracia que todavía se promueve en nuestras congregaciones, oraciones y teologías.
Somos animadas a recuperar las tradiciones espirituales que ven la naturaleza como sagrada y a reinterpretarlas desde una perspectiva inclusiva y liberadora. Hay que reconocer que las comunidades indígenas y afrodescendientes pueden nos ayudar en esa trayectoria. Estas prácticas espirituales pueden ofrecer consuelo, fortaleza y una conexión más profunda con el Espíritu que habita en toda la creación. Además, promueven una visión del mundo que valora la diversidad y la interconexión de todas las formas de vida, invitándonos a vivir de manera más consciente y sostenible.
Orar incesantemente — Ora et Labora
El vocabulario bíblico sobre la oración y la esperanza servirá de fundamento para los Padres a la hora de enriquecer durante los siglos siguientes el mundo simbólico de oración y de esperanza, y de impulsar el cultivo de la misma hondamente en el corazón de las personas creyentes.
En su libro “De oratione”, escrito a mediados del siglo II, Tertuliano señalaba que la oración nacía de la esperanza y llevaba a la misma esperanza. Tanto en la Biblia como en los Padres de la Iglesia, la oración y la esperanza en modo alguno pueden entenderse en abstracto, sino que se concretan siempre en la vida de las personas y de los creyentes. La relación que se establece entre oración y esperanza es recíproca según el conocido adagio medieval que afirma que la “oración engendra esperanza y la esperanza persevera y corona a la oración”. La relación entre la oración y la esperanza es de modo absolutamente necesario: Quien no reza, pierde la esperanza. Es como si dijéramos que así como la oración nace del corazón del hombre, no podrá nunca desprenderse de su fruto. Dicho de otro modo, el corazón no podrá separar dos realidades que van unidas: la oración y la esperanza.
Hay una estrecha conexión entre oración y esperanza, en español podemos hablar ahora de “esperanzar”, aspecto del que ya hacen mención los profetas. Visto que en la estructura misma del cristianismo, la oración funciona como una realidad que mantiene vinculados al mundo creado con Dios, la información procedente de las fuentes de los s. I y II no añadirá aportación alguna nueva, pero sí alumbra algunas perspectivas prácticas relacionadas con la mediación de Jesucristo como clave para el encuadre de la esperanza.
Los Hechos de los apóstoles nos muestran a los discípulos del Señor como personas habituadas a la oración, tanto en la antesala del gran acontecimiento que van a vivir culminado con la muerte y resurrección de Jesús, como en los momentos inmediatos a esos sucesos extraordinarios. A la base de la oración del Nuevo Testamento y primeros escritos había estado la oración que Jesús había enseñado a sus discípulos. De ese modo se resumía de manera privilegiada toda la realidad de una vida de oración.
Poco a poco se sintió la necesidad y responsabilidad por asimilar más profundamente la enseñanza implícita en la oración común. Así fueron surgiendo diversas oraciones en los ambientes cristianos, al tiempo que se iban concretando nuevas experiencias religiosas, cuyos frutos se traducirían también para una forma nueva de orar. Irenæus nos ilustra cómo el amor entre las partes de la plegaria lo daba por sentado, lo que resulta muy interesante para descubrir que no era un milagro el que la oración se realizara para toda la comunidad, lo raro sería la oración de unos sin pensar en los otros. Lo cierto es que la comunidad compartió la plegaria por largo tiempo. A continuación menciona el río y en términos poéticos personifica a la tierra que lo recibe (Cf. Ire, “Contra herejas” I, 13, 3).
Varios comentaristas actuales ven en Hebreos 11 una epístola que quiere enaltecer la virtud heroica. Pensamos que se trata de una lectura simplista e insuficiente de este atípico capítulo. El autor no se ocupó en ella del combate heroico de algunos hombres (héroes); por el contrario, de la totalidad de ellos habla como un “abundante testimonio” que impulsa a sus lectores no sólo a una actitud pasiva y admirada, sino activa, estimulante, transformadora. Pretende grabar en sus lectores actuales (y éstos y en lo permanente, todos los cristianos y las comunidades de su tiempo) una virtud en la que él no duda, una “garantía de lo que se espera, una prueba de las realidades que no se ven”. Vela sobre la fe activa manteniéndola firmemente arraigada en el principio, apegándose a sus mismas raíces.
Hay que leer y entender, sobre todo, el simbolismo y las orientaciones de estas “narraciones de salvación”, escritas a la luz de Cristo resucitado; son símbolos cristianos. Estas figuras son enviados de Dios, dejan su patria y viajan en clave de exilio entre extraños: ven y saludan la patria definitiva, viven por la fe y sin dudas sobre la promesa, algunos frecuentan la tierra prometida otros, no; pero la razón de unos y otros es la misma. Valgan para todos los ‘bienaventurados’ de aquella ciudad que buscan la suya (13,14). El capítulo lleva a considerar al final, más que a sus personajes, al misterio de la fe de los otorgados: “todos los mencionados, si bien obtuvieron un testimonio honorable gracias a su fe, no llegaron a alcanzar lo prometido, con esto, Dios tenía de antemano previsto algo mejor para nosotros, a fin de que no llegaran a la perfección sin nosotros” (39–40)
Pasos adelante
Desarrollemos una teología o teologías y prácticas litúrgicas, misioneras y pastorales que aporten una perspectiva profundamente profética y transformadora sobre el tema de salvaguardar, sostener y cuidar de la creación. Al reconocer la intrínseca interconexión de la vida, denunciar las estructuras opresivas del patriarcado y el neoliberalismo, y proponer una ética del cuidado y la justicia, esta teología nos desafía a repensar nuestras relaciones con la Tierra y entre nosotros mismas.
El llamado a cuidar y renovar la creación va más allá de una simple conservación del medio ambiente; es un mensaje de esperanza y transformación que surge desde la gente excluida y nos invita a reconstruir nuestras sociedades sobre la base de la equidad, la sostenibilidad y el respeto mutuo. A través de prácticas espirituales y sociales que celebren y protejan la vida, la teología feminista de la liberación nos ofrece un camino hacia una vida en armonía con la creación, reflejando el amor y la justicia divina en nuestras relaciones con el mundo natural y con nuestros semejantes.
Esta perspectiva renovada y comprometida no solo responde a las crisis ecológicas inmediatas, sino que también nos guía hacia un futuro donde todas las formas de vida puedan florecer en conjunto, en un tejido de interdependencia que refleja la plenitud del Reino de Dios. En resumen, la teología de la liberación feminista nos invita a un compromiso radical de transformación, cuidado y justicia para con toda la creación, reconociendo en este esfuerzo una manifestación concreta de nuestra fe y espiritualidad.
Cuestiones que se quedan para seguir dialogando en nuestras iglesias:
¿Qué acciones o iniciativas específicas se proponen para abordar la crisis medioambiental y promover la sostenibilidad dentro de la Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador?
¿Cómo trabajará la Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador para integrar la Quinta Marca de la Misión en sus estructuras diocesanas y parroquiales, y cómo educará a sus miembros sobre cuestiones medioambientales?
¿Qué planes específicos existen para apoyar a las comunidades en el desarrollo de la resiliencia y para amplificar las voces de los jóvenes y las mujeres en la defensa de la justicia climática?
BENDICIÓN FRANCISCANA
Que Dios te bendiga con la inconformidad
frente a las respuestas fáciles, las medias verdades,
las relaciones superficiales,
para que seas capaz de profundizar dentro de tu corazón.
Que Dios te bendiga con la ira,
frente a la injusticia, la opresión y la explotación de la gente,
para que puedas trabajar por la justicia, la libertad y la paz.
Que Dios te bendiga con lágrimas,
para derramarlas por aquellos que sufren dolor,
rechazo, hambre y guerra,
para que seas capaz de extender tu mano, reconfortarlos
y convertir su dolor en alegría.
Y que Dios te bendiga con suficiente locura,
para creer que tu puedes hacer una diferencia en este mundo,
para que tu puedas hacer lo que otros proclaman que es imposible.
REFERENCIAS
TREFFOT, A. E., & CHARLON, A. (2013). L’Espagne, un nouveau pays d’immigration (l’exemple des immigrées roumaines (analyse comparative)). https://core.ac.uk/download/39986431.pdf
Descubriendo el Tesoro del Océano Índico: Biodiversidad, Cultura y Geografía. https://ecoplanet777.com/oceano-indio/
Hidalgo Soria, M. A. (2017). Naturaleza envolvente : Vidas y acciones interconectadas. https://core.ac.uk/download/160259881.pdf
Hacia una Cristología de la solidaridad — Lupa Protestante. https://www.lupaprotestante.com/hacia-una-cristologia-de-la-solidaridad-2/
Spencer, Stephen (editor). La Iglesia de Dios para el Mundo de Dios. Informe de la Conferencia de Lambeth 2022. https://dzkjvyfac2udp.cloudfront.net/wp-content/uploads/2023/07/23121518/23-24597_Lambeth_Conference_Report_SPANISH_DIGITAL1.pdf
Tertuliano: Sobre la Oración (De Oratione). https://www.eltestigofiel.org/index.php?idu=pa_20705
Freire, Paulo. Pedagogia de la Esperanza. Siglo Veinteuno Editores. Acceso Mayo 2024. https://redclade.org/wp-content/uploads/Pedagog%C3%ADa-de-la-Esperanza.pdf
Lyon, Irineu. Contra herejas” I, 13, 3. https://mercaba.wordpress.com/wp-content/uploads/2007/10/contra-los-herejes.pdf
RUBEM, Alves (org.). CultoArte: celebrando a vida — advento/natal/epifania.
Petrópolis: Vozes, 1999.
[1] Paulo Ueti, brasileño, biblista y teólogo, trabajando como Asesor Teológico y Director para America Latina de la Alianza Anglicana, Asesor Teológico global y Gerente de Proyectos de USPG (Sociedad Unida Socia en el Evangelio — una agencia de misión de la Iglesia de Inglaterra), Asesor para America Latina del departamento para la Formación Episcopal en la Comunión Anglicana. Miembro del Centro Ecuménico de Estudios Bíblicos, de la SBL — Sociedad de Literatura Bíblica de Estados Unidos de las Américas, miembro fundador de la ABIB — Asociación de Investigación Bíblica de Brasil. Contacto: paulo.ueti@anglicancommunion.org